Puedo seguirle….No es sencillo quitar estos pensamientos. Sin embargo, es NECESARIO saber manejarlos y poner medios para generar pensamientos positivos y racionales, y así #supervivir esta realidad.
Te comparto algunas ideas prácticas para lograrlo, algunas basadas en la experiencia de
Karen Hartman, quien ha acompañado a muchos pacientes con cáncer a lo largo de su carrera como trabajadora social:
a) Identifica qué es lo que te ocasiona la ansiedad por la recurrencia. Tal vez el saber de otros casos similares al tuyo (recuerda que no hay caso igual en todo el mundo), ya sea de amistades o personas famosas inclusive. Tal vez sean los chequeos recurrentes con doctores y en hospitales. Para otras personas, el ver fotografías u otros recuerdos del periodo de tratamiento les causa ansiedad. Algún síntoma, dolor, hallazgo de “algo” en el cuerpo…Hace un par de semanas le decía a una amiga: “Sí, la tos puede estar relacionada con el cáncer. ¡Sin embargo, también puede estar relacionada con 100 causas reales más! Así es que será mejor preguntar a los expertos y salir de dudas lo antes posible”.
b) Haz un plan antes de que la ansiedad llegue. Si ya has identificado qué es aquello que te causa esta terrible incertidumbre, puedes hacer cosas para prevenirlo. Ten a la mano una lista de actividades que te distraigan y de personas a las cuáles llamar y que sepan cómo ayudarte. Practica algunas estrategias de relajación, como la respiración profunda (diafragmática) o ejercicios de mindfulness. Evita a toda costa alimentar al “monstruo” que carece de fundamento y certeza.
c) Habla al respecto. ¡Esto me encanta! Hablar es una de las mejores formas para liberar las emociones negativas, las que nos hacen daño a nivel físico. Sólo te recomiendo que elijas bien con quién hablar. Hablar de estos sentimientos tan serios para ti con cuánta persona pasa por tu día, no te traerá alivio. Te lo aseguro. Con antelación, busca y define con quién puedes hablar de esto. ¿Mi recomendación? Alguien que sepa escuchar. Me atrevo a decir que lo que necesitas es hablar, no recibir sermones. Hablando podrás clarificar por ti mismo y dimensionar qué tan serias son tus inquietudes.
d) ¡Enfócate en lo que hoy estás haciendo por tu salud y bienestar! Este es mi recurso FAVORITO. ¡Eres un campeón! Estoy segura que haces cosas MUY BUENAS para mantener tu salud. Reconócelas. Felicítate. Celebra. Y con mucha objetividad identifica en dónde estás flaqueando y en dónde requieres ser mas disciplinado y esforzado. Personalmente tengo una lista pegada frente a mí donde escribo todas las cosas, terapias, rituales de salud, alimentos, ejercicios, suplementos, doctores, oraciones, tratamientos que día a día, semana a semana, he hecho y hago por mi salud y bienestar.
e) Considera platicar con algún terapeuta del estrés. Platica siempre con tu doctor acerca de si has podido manejar adecuadamente este miedo o ansiedad ante la recurrencia. Si identificas que es algo constante, que te impide funcionar en tu día a día y que está ya afectando tu salud, pide hablar con un profesional en este campo que pueda ayudarte.
f) Intenta y conoce terapias alternativas, complementarias o integrativas. Existen otros medios y prácticas naturales que suman a nuestra salud integral. Busca algún naturópata profesional. Muchos hospitales comienzan a tener lo que llaman “oncología integrativa” dónde no sólo los oncólogos te atienden como paciente, sino también nutriólogos, acupunturistas, quiroprácticos, masajistas, etc. Y todo esto ayuda muchísimo a mantener un estado de paz y bienestar.
Mi última recomendación, que la tomo palabra por palabra de uno de mis terapeutas integrativos: No Tengas Miedo. El miedo sólo trae problemas y cero beneficios en este caso. No Tengas Miedo. Sé que a veces está complicado. Tú puedes poner medios para que esa angustia pase lo antes posible. En este artículo vimos ya al menos 6 estrategias para lidiar y aliviar este estado.
Estoy segura de esto: Si ponemos medios adecuados para estar sanos, lograremos nuestro objetivo. Así de sencillo. ¿Qué tantos medios y recursos estamos realmente haciendo y asignando para mantener y mejorar nuestra salud? Es una pregunta totalmente personal que merece darnos un tiempo para responder. ¿Qué tanto haces HOY por ti?
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