Adaptación de la entrevista: Sara Santiago
Mi nombre es Miriam Camilo, tengo 34 años recién cumplidos el 12 de Marzo. Soy del Estado de Michoacán y de muy chica nos mudamos a la Ciudad de México. Llevo viviendo en Estados Unidos cinco años.
Estoy en Estados Unidos porque me enamoré. Mi actual esposo ya vivía aquí, y cuando nos casamos nos mudamos los dos. A los quince días de mudarme me enteré que estaba embarazada. Mi primer hijo nació prematuro con 28 semanas y se quedó internado en el hospital los últimos dos meses. Yo aún quería regresar a México; sin embargo, al meditarlo en familia, nos dimos cuenta de que no le íbamos a ofrecer a nuestro hijo en México, lo que aquí tendría. En este país tendríamos acceso a más recursos y oportunidades, y esa es la razón por la que sigo aquí.
Renuncié a muchas cosas en México, para enfrentarme a una cultura muy diferente. Dejé mi trabajo, a mis padres y a mis hermanos. Aunque cuando me mudé no tenía a nadie cercano, en el camino he encontrado una familia por elección. He coincidido con muy buenas personas que me han abrigado en momentos difíciles. Me sentía fuera de lugar, y poco a poco he ido rompiendo mis miedos. Me enfrenté a un nuevo idioma y cultura, y con ROSAesROJO he aprendido a valorar lo bueno de la vida y concentrarme en lo positivo. Después de muchas caídas y levantadas he podido avanzar. Aunque extraño mucho a mis padres y hermanos, sé que es cerca de mis hijos y esposo donde quiero estar.
Un buen día, escuché sobre ROSAesROJO en Caridades Católicas - Centro Comunitario Cardinal Farell. En este centro, mientras tus hijos toman clases de acuerdo a su grado escolar, a las mamás nos enseñan inglés. Recuerdo que la subdirectora nos notificó que había una beca para las mamás, y que podríamos tener la oportunidad de ser parte de El Camino Rojo. Ahí fue donde realmente pude aprender dos cosas que cambiaron mi vida. La primera es que aprendí a perdonar. No sabía lo mucho que estaba cargando y todo el resentimiento que tenía. Después de desahogarme, expresar mi sentir, y perdonar de corazón pude pasar de página. La segunda cosa que me marcó fue que me abrieron los ojos a mis hábitos alimenticios. Pude darme cuenta de todos los alimentos dañinos que tenía en mi hogar. Pude mejorar mi alimentación gracias al plan de acción que hice con la guía de ROSAesROJO, ya que nos dieron todas las herramientas y las ganas de utilizarlas. La voluntad, el esfuerzo y el sacrificio están dejando resultados que hoy puedo comenzar a ver en mi y en mi familia.
Los talleres de El Camino Rojo, y los episodios que escuché en el Podcast SuperVive, vinieron a mi en el momento exacto. Mi esposo recién había enfermado. El padece de presión alta, y cuando el doctor le cambió su dieta nuestra vida dio un giro de 180 grados; un giro para bien. Si yo sola hubiera querido cambiar mis hábitos, o él solo hubiera tenido que hacerlo, no habríamos podido. Sin embargo, como lo hicimos juntos, el apoyo que nos brindamos mutuamente nos ayudó a salir adelante. Todo lo que comenzábamos a ver en El Camino Rojo y en SuperVive lo poníamos inmediatamente en práctica en casa.
Otro ejemplo, es que para ejercitarme antes caminaba sola, ahora me encuentro caminando todas las mañanas acompañada de mi esposo y mis dos hijos. ¡Vamos por muy buen camino ya que gracias a ROSAesROJO, he podido involucrar a toda mi familia en este nuevo y más saludable estilo de vida!
Poco a poco he empezado a ver cambios en la salud de mi esposo, en nuestra energía y optimismo, y además nuestro dinero nos alcanza para más. Aprendí a cocinar mis platillos favoritos con ingredientes mucho más nutritivos, económicos y saludables.
¡Comer sano no quiere decir que comeremos algo que no nos gusta! Estoy consciente, que cuando creces comiendo de una forma no saludable, es más difícil hacer un cambio, así que mi reto como mamá es enseñarle a mis niños a comer de manera balanceada desde ahora, para que cuando crezcan les sea muy fácil continuar con sus hábitos saludables.
Las herramientas que nos enseñan en ROSAesROJO son muy valiosas, y sobre todo me doy cuenta de esto cuando reflexiono sobre mi hermana y su diagnóstico de cáncer. Fue una etapa muy difícil para la familia, donde entró a nuestra casa el enojo, descontento y desesperación. Desde entonces siempre pienso que si mi familia hubiera tenido acceso a toda la información y recursos que brinda ROSAesROJO, otra historia hubiera sido.
Participar en estos programas es una manera de decirme, constantemente, que me quiero. Mejorar mi alimentación y pensar más positivo ha sido clave para reiniciar mi vida, y es la mejor decisión que he tomado. ROSAesROJO me da herramientas que no solo me sirven a mi; con estas herramientas puedo salvar vidas.
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